La película “El resplandor” fue estrenada en 1980 y dirigida por Stanley Kubrick, quien para entonces ya era un director consagrado por la crítica, habiendo dirigido “Lolita”, “Doctor Strangelove”, “2001: Una odisea en el espacio” y “La naranja mecánica”, solo por mencionar algunas. Cuando Kubrick adquirió los derechos de la célebre novela de Stephen King, el cineasta ya era garantía de calidad; si esa producción se hiciera en nuestros días, sin muchas vueltas diríamos que es cine.
La atmósfera opresiva y el inigualable estilo visual, junto con el manejo de cámara del director, han hecho de “El resplandor” un clásico de culto que ha resistido perfectamente el paso de los años. Las actuaciones, por su parte, son impecables: Jack Nicholson encarna a un Jack Torrance que parece a punto de estallar desde el minuto uno de la película, mientras que Shelly Duvall transmite la tensión al espectador con cada gesto y diálogo.
En cuanto a las licencias creativas tomadas por el director, me parecen el ingrediente que hizo de la cinta una obra icónica del cine de terror (las gemelas que interactúan con Danny, el laberinto de arbustos, el punto de fuga de El Resplandor y la escena final con Jack Torrance con el rictus congelado). Si la obra terminó por convertirse en un clásico, ¿por qué a Stephen King le desagradó tanto la adaptación?
En palabras del autor, “la película no captura el espíritu de su obra”, refiriéndose al desarrollo de personajes, especialmente el de Jack Torrance. King sentía que Kubrick no logró captar la profundidad y evolución de los personajes. En la novela, Jack es un personaje más complejo y trágico, mientras que en la película es retratado casi desde el principio como un villano. En la obra literaria, Jack Torrance parece un hombre bueno y sumamente desafortunado, mucho más amoroso con Wendy y constantemente acosado por la idea de que su esposa y su hijo estarían mejor si él desapareciera.
Al inicio de la historia, Jack Torrance es un autor en ascenso: ya ha publicado algunos relatos y está a punto de conseguir un contrato permanente como catedrático en una prestigiosa universidad, vive relativamente holgado y su agente literario está a la espera de su siguiente obra, que está seguro de que lo convertirá en un autor conocido. Pero Torrance es alcohólico y tiene un severo problema del manejo de la ira, producto en gran medida de provenir de un hogar destruido. Cuando Jack deja de beber, parece que ahora todo le irá bien a él y a su familia. Sin embargo, descubre a uno de sus estudiantes pinchando las llantas de su auto, por lo que Torrance le propina una golpiza, lo que causa que lo despidan de la universidad. En bancarrota, con un bloqueo creativo y su esposa deseosa de pedirle el divorcio, acepta la ayuda de su amigo millonario Al Shockley, antiguo compañero de bebida, quien lo recomienda para el puesto de velador en el hotel Overlook.