Cuando Netflix anunció Monster: The Ed Gein Story, muchos esperaban otra temporada escalofriante de la antología creada por Ryan Murphy e Ian Brennan. Tras el éxito de las entregas sobre Jeffrey Dahmer y los hermanos Menéndez, esta nueva historia prometía adentrarse en una mente aún más inquietante: la de Ed Gein, el “Carnicero de Plainfield”.
Pero a medida que los espectadores terminaban los episodios, una pregunta empezó a repetirse en redes sociales: ¿qué parte de la serie está basada en hechos reales y qué tanto es pura ficción de Hollywood?
La respuesta no es sencilla. Aunque Monster se inspira en eventos verídicos, los historiadores coinciden en que gran parte de lo mostrado nunca ocurrió. Y eso incluye algunos de los momentos más impactantes de la serie.
Un retrato entre la realidad y la ficción
Ryan Murphy e Ian Brennan declararon que su intención con Monster: The Ed Gein Story no era hacer un documental, sino una reflexión sobre la naturaleza del mal y el trauma humano. El productor Max Winkler explicó que su objetivo fue “mostrar cómo una persona aparentemente común puede convertirse en algo monstruoso”, y no solo recrear crímenes macabros.
Sin embargo, esa libertad creativa llevó a introducir elementos dramáticos que nunca existieron. El famoso historiador criminal Harold Schechter, autor de varias biografías sobre asesinos célebres, fue uno de los primeros en señalar las imprecisiones. En una entrevista con The New York Post, Schechter aseguró que la serie está “llena de cosas inventadas” y lamentó que el público las tome como verdaderas.
A él se sumó la historiadora Catherine Caruso, de Biography.com, quien también desmontó varios de los eventos ficticios que la serie presenta como hechos reales.
Los mayores errores de “Monster: The Ed Gein Story”
1. El supuesto romance con Adeline Watkins
En la serie, Ed Gein (interpretado por Charlie Hunnam) vive una historia de amor con una joven llamada Adeline, interpretada por Suzanna Son. Su relación muestra al asesino intentando conectar emocionalmente mientras lucha contra las voces de su madre.
La realidad es mucho menos romántica. Adeline Watkins sí existió, pero no fue su pareja. En verdad, solo salieron a patinar una vez. Ella misma lo admitió después de que los medios la presentaran falsamente como “la novia de Ed Gein”.
2. La conexión con Ted Bundy
Uno de los momentos más sorprendentes del final de la serie muestra a Gein estableciendo una especie de “vínculo mental” con Ted Bundy, sugiriendo que incluso ayudó a las autoridades a capturarlo.
Esto jamás ocurrió. Gein fue arrestado en 1957, mientras que Bundy nació en 1946 y fue detenido recién en 1978. No hubo ninguna relación ni correspondencia entre ambos.
Los creadores explicaron que esta escena fue un recurso simbólico: una manera de conectar la “herencia del mal” entre diferentes épocas de asesinos estadounidenses, no un hecho histórico.
3. La etiqueta de “asesino serial”
En la serie se lo describe constantemente como un “serial killer”, pero eso tampoco es correcto.
Ed Gein solo confesó dos asesinatos comprobados: los de Mary Hogan (1954) y Bernice Worden (1957). No hay pruebas de que haya matado a más personas. Su fama de asesino serial proviene más de la brutalidad y la naturaleza ritual de sus actos que del número de víctimas.
4. El uso de una sierra eléctrica
Las escenas en las que Gein utiliza una sierra para desmembrar cuerpos son totalmente inventadas.
La investigación real nunca encontró una herramienta así vinculada a sus crímenes. La policía halló cuchillos, huesos humanos, pieles curtidas y muebles hechos con restos, pero ninguna evidencia del uso de una sierra eléctrica.
5. La idea del “necrofílico”
La serie sugiere que Gein mantenía relaciones sexuales con cadáveres. Sin embargo, en los interrogatorios oficiales, Gein negó haber cometido actos sexuales con los cuerpos.
Según sus propias palabras: “olían demasiado mal”. Aunque el nivel de perturbación psicológica era extremo, no hay pruebas de necrofilia.
6. La exhumación del cuerpo de su madre
Uno de los momentos más dramáticos de la serie muestra a Gein desenterrando a su madre para conservarla junto a él. Aunque es una imagen potente y simbólica, los registros oficiales indican que nunca exhumó su cuerpo. Sí profanó otras tumbas, pero Augusta Gein fue enterrada y nunca movida de su lugar.
7. Las prácticas de asfixia autoerótica
Otra invención de la serie. Schechter confirma que no hay evidencia de que Ed Gein practicara asfixia erótica ni ningún comportamiento similar. Este detalle se añadió para subrayar la relación entre represión sexual y violencia, pero no tiene base histórica.
Lo que sí es verdad
A pesar de las licencias creativas, la serie acierta en varios aspectos fundamentales de la historia de Gein:
- Vivía en una granja aislada en Plainfield, Wisconsin.
- Tenía una relación enfermiza con su madre, Augusta, quien le inculcó una visión puritana y misógina del mundo.
- Desenterraba cuerpos del cementerio local para fabricar objetos domésticos con piel y huesos humanos.
- Fue arrestado en 1957, tras encontrarse el cuerpo de Bernice Worden colgado en su granero.
- Fue declarado mentalmente incompetente y pasó el resto de su vida en hospitales psiquiátricos, donde murió en 1984.
Estos elementos son la base real que inspiró películas icónicas como Psicosis, El silencio de los inocentes y La masacre de Texas.
La visión de los creadores
Ian Brennan explicó que no querían hacer un retrato “heroico ni justificativo”, sino “mostrar la banalidad del mal”. Según sus palabras:
“Ted Bundy es simplemente un monstruo. Ed Gein, en cambio, es un espejo de cómo la soledad, el trauma y la represión pueden deformar a alguien hasta convertirlo en algo inhumano.”
Esa es la clave de la serie: humanizar al monstruo sin absolverlo. Mostrar cómo la combinación de una madre autoritaria, un entorno rural opresivo y una mente frágil crearon una tormenta perfecta.
Max Winkler, director y productor ejecutivo, contó que el rodaje fue tan intenso que incluso Charlie Hunnam perdió peso y tuvo que tomar descansos para proteger su salud mental. “Era difícil no llevarte a Gein a casa después del rodaje”, dijo.
Entre la empatía y el horror
Uno de los logros de la serie es que, más allá de las exageraciones, logra plantear preguntas inquietantes:
¿Nace alguien malvado o se convierte en ello? ¿Podemos entender al monstruo sin justificarlo?
Al mostrar a Ed Gein como un producto de su entorno, la serie obliga al espectador a mirar más allá del horror y pensar en los orígenes del mal. Sin embargo, esa mirada introspectiva corre el riesgo de diluir los hechos reales detrás de la historia.
Los expertos insisten en que es importante separar la ficción del registro histórico. El verdadero Ed Gein no fue un asesino carismático ni un genio del mal, sino un hombre trastornado que vivió en condiciones deplorables y cometió actos terribles impulsado por una mente enferma.
Conclusión: una historia real deformada por la ficción
Monster: The Ed Gein Story es una serie visualmente poderosa, bien actuada y emocionalmente densa. Pero si el espectador la toma como una reconstrucción fiel de los hechos, caerá en un error.
La producción de Netflix mezcla verdad y ficción para construir una narrativa más atractiva, pero se aleja considerablemente de los documentos históricos.
En la realidad, Gein no fue un asesino serial prolífico, ni tuvo una gran historia de amor, ni conoció a Ted Bundy. Su maldad fue más silenciosa, más banal… y quizá por eso mismo, más perturbadora.
La verdadera historia de Ed Gein no necesita adornos para estremecer: basta con recordar que detrás del mito hay un hombre real, con una mente rota y una tragedia que marcó para siempre la cultura del horror.





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